Una galería de arte en casa

por | 21 octubre, 2017

Cuando veía algunos de esos programas de televisión sobre bricolaje siempre pensaba en lo difícil que parecía todo y en la cantidad de tiempo que se debía gastar para lograr hacer todas esas cosas. Que si una barbacoa para el jardín, que si un comedor para la terraza, que si convertir un viejo armario en lo más fashion de la casa… No entendía muy bien en dónde residía la satisfacción de hacer todo eso.

Pero a todo cerdo le llega su San Martín, dicen en mi pueblo y a mí también me ha tocado convertirme en un ‘bricoman’, por obligación más que por otra cosa. Pero sí, ahora entiendo la satisfacción de terminar una pequeña tarea de bricolaje. Hasta lo más sencillo, como poner una balda en la cocina, puede ser satisfactorio… si termina bien. Una vez colocados los tornillos autotaladrantes y todavía con el martillo en una mano y limpiándome el sudor con la otra, admiro mi ‘obra’ y pienso: “espero que soporte el peso del salero”.

Lo siguiente que me toca es convertir mi humilde morada en una galería de arte. Tanto a mi mujer como a mí nos gusta bastante el arte. Por supuesto, no tenemos dinero para tener un Munch o un Cezanne en casa, pero las reproducciones de cuadros de grandes artistas salen un poco más económicas (aunque, por cierto, también son carísimas para lo que son al fin y al cabo, un trozo de lamina con una reproducción de un cuadro).

Hasta ahora nunca nos había dado por colgar cuadros en las paredes. Yendo de aquí para allá, de una casa a otra, supone, entre otras cosas, que no puedes pararte mucho con la decoración, porque tal vez mañana tengas que coger los bártulos y adiós. Pero con esta última casa nos hemos planteado hacerla un poco más habitable, un poco más a nuestro gusto.

Así que he cogido mi martillo y mis tornillos autotaladrantes y, comprobando que la balda de la cocina sostiene sin problemas el salero y los botecitos de especias, me he llenado de confianza para convertir las paredes de casa en una galería… de reproducciones.