Desde que era pequeño, mis padres me inculcaron la importancia de una buena higiene bucal. Recuerdo que me leían cuentos sobre la lucha contra las bacterias y me premiaban con pegatinas cada vez que me cepillaba los dientes sin protestar. Gracias a ellos, hoy puedo presumir de una sonrisa sana y radiante. Y es que, para mí, la salud bucal es fundamental, no solo por estética, sino por bienestar general.
A lo largo de los años, he probado diferentes tratamientos dentales Baiona, desde las limpiezas rutinarias hasta algún que otro empaste, y siempre he buscado profesionales que me inspiren confianza y me expliquen con detalle cada procedimiento. Las limpiezas, por ejemplo, son esenciales para eliminar la placa bacteriana y el sarro, esos enemigos silenciosos que pueden causar caries y enfermedades de las encías. Los empastes, por otro lado, son la solución para reparar las caries y devolver la funcionalidad a los dientes afectados.
Pero no solo me preocupo por solucionar problemas, sino también por prevenirlos. Por eso, soy un fiel defensor de la ortodoncia. De adolescente, llevé brackets durante un par de años y, aunque al principio me costó un poco adaptarme, los resultados fueron increíbles. Ahora, puedo sonreír sin complejos y, lo más importante, tengo una mordida correcta que me evita problemas en la mandíbula y en la articulación temporomandibular.
Y, por supuesto, la higiene bucal diaria es fundamental. Me cepillo los dientes después de cada comida, uso hilo dental a diario y visito a mi dentista al menos una vez al año para una revisión y limpieza profesional. También intento evitar el consumo excesivo de azúcar y alimentos ácidos, que pueden dañar el esmalte dental.