Todo empezó con un camión. Cerca de mi casa suele aparcar una camioneta de una empresa distribuidora de quesos. Aunque llevo ya tiempo viviendo aquí aún no sé si es de un vecino, aunque supongo que sí ya que suele estar aparcada frente al edificio los fines de semana que hay siempre mucho sitio para aparcar cuando las oficinas cercanas se vacían. El caso es que los laterales del camión están decorados con una imagen de un señor en una tienda de quesos: los hay de todos los tipos. Y un día mi hijo se quedó mirando la imagen y me pidió que le dijera el nombre de cada queso…
En casa nos gusta bastante el queso así que sabía distinguir la mayoría, pero había alguno que me faltaba. Y como mi hijo es un ‘pesado’ estuvo detrás de mí hasta que le dije todos los nombres. Le pasa así con todo. Tuvo una época de frutas. Cada vez que íbamos al supermercado teníamos que comprar una fruta exótica. Había visto un día un video de frutas en internet y quería conocerlas y probarlas todas, aunque la mitad las acababa comiendo yo…
Pues ahora era el turno de acumular datos sobre los quesos. Y no me quedó más opción que buscar en internet la empresa del tipo del camión. Descubrí una web en la que se podían adquirir todo tipo de quesos desde Comprar parmegiano reggiano a otros quesos franceses o españoles. Un gran descubrimiento, sin duda. Claro que comprar quesos de importación no es como comprar una fruta, pero teniendo en cuenta cómo han subido el precio de los productos frescos desde la pandemia, tampoco hay tanta diferencia.
Así que estamos en la época de quesos en casa. Al chico también le gustan algunos, aunque los más fuertes nos los deja a nosotros. Lo primero que hice fue Comprar parmegiano reggiano, uno de los quesos que no había sabido detectar en la imagen del camión. ¡Y menudo sabor! Gracias a mi hijo nos estamos poniendo las botas. Esperemos que no le dé más tarde por acumular datos y nombres sobre whiskies.