Famosa por la variedad de estilos visibles en su arquitectura, Sintra es una de las villas medievales más turísticas de la Península, justamente reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En este municipio lisboeta se dan cita numerosas corrientes arquitectónicas —morisca, barroca, gótica, manuelina, etcétera—, mezcla difícil de identificar en otros destinos europeos. Lo que sí comparte con cualquier municipio de interés turístico es la dificultad que los viajeros reconocen a la hora de buscar estacionamiento.
Los viajeros que deseen reservar aparcamiento en Sintra, disponen de numerosas apps y herramientas gratuitas y de pago que facilitan la búsqueda y la gestión de plazas de estacionamiento en la villa portuguesa. Más que la reserva en sí, la complicación principal reside en elevada ocupación de sus parkings durante la temporada alta y las fechas más señaladas del calendario festivo.
Es importante entender que los aparcamientos se clasifican aquí, como en otros destinos peninsulares, por colores: la zona azul concede prioridad a los viajeros, la verde a los residentes y la blanca a estos y aquellos sin distinción, con el atractivo de ser gratuita y la desventaja de masificarse con mayor facilidad.
A diferencia del parking, la comida no es un problema en Sintra, sede de numerosos establecimientos de estilo tradicional que permiten degustar, a precios variables, las mayores delicias de la gastronomía lusa: el bolinho de bacalhau, el caldo verde, la francesinha, el cozido à portuguesa o la caldeirada de peixe, entre otras.
Para los turistas que se pregunta dónde dormir, Sintra cuenta con opciones de alojamiento para todos los bolsillos: desde el Hotel Tivoli, el Hotel Penha Longa Resort o el Hotel VIla Gale Sintra, hasta casas de huéspedes y hostales con menos lujo pero mayor encanto, como Casa Miradouro o Villa das Rosas. Lógicamente, los interesados deben reservar con dos o tres semanas de antelación, especialmente si piensas viajar durante el periodo estival.