Mi nevera 

por | 16 marzo, 2021

Estaba leyendo el otro día un periódico digital y me sorprendió una nueva sección denominada ‘mi nevera’: se contacta con un famoso que abre su nevera y describe lo que tiene dentro. Así, a priori, parece un poco ridículo, pero tiene bastante éxito porque ya llevan un tiempo con la sección. Lo cierto es que la mayoría de personajes que aparecen en esa sección tienen unos ‘neverones’ tremendos con todo tipo de productos: parece que van a comprar justo antes de hacerse la foto, pero a mí me han entrado ganas de describir mi propia nevera.

Una de las cosas en las que coincido con el último protagonista de la sección es en la leche sin lactosa. Cuenta que es porque su mujer y sus hijos son intolerantes. Aquí sucede igual con mi mujer. Y aunque mi hija y yo no tenemos constancia de ser intolerantes nos hemos acostumbrado al sabor de esta leche que tiene un toque un poco más dulce. Para mi mujer, el hecho de tener que tomar lácteos sin lactosa no ha supuesto un gran trauma ya que no es muy aficionada a esos alimentos, pero es cierto que ha tenido que cambiar algunos hábitos. 

Otro aspecto llamativo de nuestra nevera es la gran cantidad de fruta y verdura que hay. No es por quedar bien ya que no ha venido ningún periodista a nuestra casa a sacar la foto: siempre tenemos mucha fruta y eso que su precio se ha disparado desde la pandemia. A nuestra hija le encanta la fruta, la devora, mi mujer también es muy aficionada y yo, por no quedar mal también empecé hace tiempo a comer más que antes. 

Lo que falta en relación al personaje del reportaje es carne. Y no es porque seamos vegetarianos, es que nos da un poco de pereza prepararla y suele tener que consumirse rápidamente por lo que preferimos otros alimentos menos perecederos. Y al lado de leche sin lactosa también tenemos múltiples yogures de todos los tipos y condición. De hecho, se puede decir que, entre la fruta, la verdura y los yogures ocupamos media nevera. Así que no hay sitio para la carne…