Mi querido (y caro) centro de salud privado

por | 27 septiembre, 2018

Durante toda mi vida defendí con uñas y dientes la sanidad pública. Es un derecho fundamental que funciona muy bien en países como España, sobre todo si lo comparamos con otros países. Pero de un tiempo a esta parte es cierto que la masificación y la crisis económica han dejado un poco tocada a la sanidad pública hasta el punto de que cada vez son más las personas que optan por un seguro privado… si su economía se lo permite.

Todo empezó cuando mi padre se encontró con una intolerable espera para analizar un posible cancer de ano o hemorroides. Nunca había tenido ninguna experiencia con enfermedades como esta y siempre supuse que ante la más mínima duda, los pacientes en riesgo de padecer cáncer son tratados con preferencia. También es cierto que todos en la familia nos pusimos un poco nerviosos, pero la experiencia con la sanidad pública, al menos en este caso, fue tan nefasta que yo tomé la determinación de buscar un seguro privado… por si acaso.

Tampoco tener un seguro privado es la panacea. Muchos de los médicos que tratan en estos centros también están en la pública y los medios de la sanidad pública a veces son incluso mejores que algunos centros privados. Pero lo que sí cambia es el tiempo y el tratamiento. Esta san sencillo (y tan deprimente) como pagar para que te traten mejor.

Yo me he sentido como ganado algunas veces en un centro público. Por supuesto, no es la regla general, pero algunos trabajadores que tienen un mal día tratan a los pacientes como borregos. Así nos pasó a nosotros cuando mi padre tuvo que valorar aquel cancer de ano o hemorroides. Y a mí también me ha pasado algunas veces.

En un centro privado te tratan como un borrego… con dinero. Entonces, hay más sonrisas y más ‘venga usted por aquí, acomódese’. Luego, el tratamiento no tiene por qué ser mejor, pero sí es más rápido. Ganas certidumbre y evitas quebraderos de cabeza innecesarios… a costa, eso sí, de gastar un buen pellizco de dinero.